lunes, 10 de febrero de 2014

Pitas en Delhi... y algo más

Lunes 23 de diciembre: llevo una semana en Nueva Delhi. Los primeros 3 días nos hospedamos en el Hotel New King, en el Main Bazaar, la zona norte de Delhi, donde están la mayoría de alojamientos baratos. Éste tiene una calle principal atestada de coches, motos, autorickshaws, gente, perros, vacas, palomas. A los costados se agolpan vendedores de frutas y verduras, que ofrecen sus productos a los transeúntes en sus carros de madera. Detrás de estos, se encuentran tiendas de ropa, joyerías, tiendas de electrónica, de instrumentos musicales, cualquier cosa que se necesite se puede encontrar aquí. El ruido de las pitas de los autos, junto al grito de los comerciantes, es ensordecedor. De repente, como si alguien hubiera bajado el volumen, éste cesa, y parece que todo queda en calma, pero ésta dura poco, y como si de una tromba de agua se tratara, comienza de nuevo el estruendo.
En estos días aprovechamos para ver el centro de Delhi, así como su casco viejo. En la zona de Chandin Chowk se encuentra el bazar, el cual se extiende por varias calles llenas de gente, tiendas de comida, joyerías y restaurantes. Veo la primera  imagen que me impresiona de India, una treintena de personas esperando agachados, en absoluto orden y silencio, fuera de uno de los restaurantes a que el cocinero les regalara un plato de comida a cada uno, el cuál devoraban al instante allí mismo.


Main Bazaar de Nueva Delhi


Al cuarto día nos movemos al barrio de Lajpat Nagar, a casa de una pareja, ella de Sudáfrica y el de Cachemira. Visitamos Connaught Place, el Indian Gate, el templo de Laxmi Narayana y el templo de Hanuma. En la calle comemos una tortita de papa y soja, con una salsa agridulce, algo de lo que horas después me arrepentiría.
Esa misma noche tomando el metro (18 rupias) la comida empieza a hacer estragos, y conozco lo que los indios llaman "Delhi Belly" o los mexicanos "La venganza de moctezuma". Me paso la noche yendo al baño. 




Después de un par de días de recuperación, decidimos emprender el viaje hacia Agra. Para ello, declinamos las numerosas ofertas de los supuestos agentes turísticos oficiales que pretenden cobrar a cualquier foráneo incauto unas 20 veces más de lo que realmente sale el billete de tren, siempre con la excusa de que no hay billetes para viajar y que es mejor realizar un tour organizado por ellos; así que tramitamos los billetes de tren en la estación central de Delhi, en el primer piso, en la oficina turística para extranjeros, donde se pueden reservar y comprar billetes para todo el país y con antelación. Lo malo es que se tienen que sacar los billetes con fechas cerradas, dando poca flexibilidad. Por lo que sólo decidimos sacar los billetes de la ruta Nueva Delhi-Agra-Jaipur-Jaisalmer, en la categoría sleeper para dos personas, que nos cuesta 1350 rupias entre los dos.