martes, 22 de abril de 2014

Kerala, God's Own Country


Viernes 14 de febrero: después de pasar unos días en Karnataka, decidimos reemprender el viaje y bajar hasta el sureño estado de Kerala. Tomamos el tren de Hospet a Margao y de ahí, otro hasta Kochi, ya en Kerala.
Kochi es una ciudad media, con un centro histórico concentrado en Fort Kochi y alrededores.
En el paseo se pueden observar e incluso ayudar, al manejo de las redes de pesca chinas. Un artilugio del siglo XIV traído por los chinos, consistente en cuatro palos de madera de unos 20 metros atados en forma de iglú, en cuyos extremos se coloca una red de pesca. De la parte superior de dichos palos salen otros con una longitud de más de 20 metros, a los cuales del extremo opuesto a donde está la red, se sujetan unas piedras de una tonelada como contrapeso. Perpendicular a los palos se colocan otros, que hacen que el artilugio bascule. El invento consiste en que, por medio del peso, "cae" la red al agua, un metro por debajo del nivel del mar. A los 10 minutos, 5 ó 6 hombres, tirando de unas cuerdas amarradas a las piedras de contrapeso, elevan la red con los pescados dentro. Esto se repite cada 10 minutos durante la mañana hasta alrededor de la una de la tarde. Dicho método era tradicional antiguamente, hoy en día es más un reclamo turístico que otra cosa.

Red china
Tienda en Fort Cochi

Después de dos días nos mudamos en el autobús local a Kottayam, a casa de Nadish y su familia.
Nadish, Ersi y autor
Los días en Kottayam pasan rápidos. Entre visitas a los backwaters, un entramado de lagos, lagunas y canales, de Kumarakom y Alappuzha; las riquísimas comidas de la madre de Nadish, las charlas sobre filosofía e Hinduismo y alguna que otra cerveza. Me siento como en casa con esta familia, que parece que conozco desde hace tiempo.

Backwaters


Pescadores en los canales


Barco local atestado de gente

La pesca en este lugar está muy presente, y otro de los métodos tradicionales que utilizan es un cuenco de barro al que tapan su boca con una tela, a la que se le ha realizado una abertura. En la tela ponen algún tipo de harina y lo colocan en el fondo de alguno de los canales. Los peces creen que dentro del cuenco hay más comida y se introducen por la abertura, quedando atrapados. Después de una media hora lo recogen con la captura.
Pescando en uno de los canales

El estado de Kerala cuenta en su haber con tener prácticamente a toda su población alfabetizada. Las calles están mucho más limpias que en otras partes de India.
Aquí el partido comunista tiene una gran influencia, y como es época de elecciones presidenciales, se hace notar en las numerosas banderas que hay colgadas en la calle con la hoz y el martillo.

martes, 8 de abril de 2014

Hampi

Jueves 6 de febrero: después de estar unas 3 semanas en Goa, vendiendo en los mercados semanales, conociendo playas, pueblos y gente, llegamos a Hampi, en el estado de Karnataka. Tomamos el tren en Margao, viajando en la categoría más barata, second sitting class, donde me toca ir en el suelo; y en 7 horas llegamos a Hospet. De la estación de tren, tomamos el autobús local que nos lleva a Hampi. En el trayecto aparecen, de repente, dos revisores que nos piden los billetes del transporte. Les decimos que no tenemos, que nadie nos ha venido a cobrar, ni a preguntar el lugar adonde vamos. No nos creen y nos acusan de habernos querido colar. Les digo que eso no es cierto y que no tengo problema en pagar el billete, sacando las 30 rupias que cuestan los dos billetes. Se niegan a aceptar el dinero y nos increpan a que paguemos una multa que cuesta 20 veces más que el billete, a lo que nos negamos. En eso, el chófer para el autobús, y nos amenazan diciendo que nos llevarán a comisaría si no lo hacemos. Ante nuestra negativa, el chófer emprende la marcha. Llegamos a Hampi y bajan al pasaje, dejándonos a Ersi y a mí dentro, junto con el chófer, la cobradora y los dos revisores. Nos llevan a comisaría y le explicamos al policía lo ocurrido. Uno de los supervisores, el más agresivo de todos, nos contradice, y entramos en un bucle de acusaciones cruzadas, nosotros defendiendo nuestra inocencia y el otro culpándonos. Llega otro policía y nos dice que tenemos que pagar la multa por viajar sin billete. Le volvemos a decir, ya en un tono más fuerte que ellos fueron los que se negaron a cobrarnos. Al final llega el comisario y nos dice que paguemos la multa, nos negamos. Éste pierde las formas y nos empieza a gritar. Nos pide los pasaportes y nos espeta que nos van a detener y que vamos a ir a un tribunal. Para este momento, se han unido otras personas que nos "aconsejan" que paguemos. Nosotros contraatacamos amenazando con que vamos a llamar a la embajada española, que ellos se encargarán del tema, que ésta no es forma de tratar a un extranjero. Que en el mes y medio que llevamos en India, nunca nos habían tratado de una manera tan vejatoria, y que escribiríamos sobre este lamentable episodio. El comisario sigue gritando como un histérico y nos amenaza con que nos va a retener los pasaportes. Le digo que eso es ilegal y que esto es una extorsión en toda regla. Llegados a este punto llamo a la embajada y le cuento lo sucedido al funcionario que me atiende la llamada. Me pide que le pase al comisario. Nuestro movimiento le pilla por sorpresa y se amilana mientras habla con el "Señor Embajador". Vuelvo a coger el teléfono y se lo paso a Ersi para que siga hablando con el funcionario español. En esto, el comisario me llama y me dice que él nunca dijo que nos iba a retener los pasaportes, dándomelos en mano y diciéndome que él va a ser quien pague nuestros billetes de autobús, regalándome una sonrisa, la cual no devuelvo. Salimos de la comisaría sin pagar la multa, ni los dos billetes de autobús, después de 3 horas.
Buscamos una pensión y, ¿quién la regenta?, uno de los hombres que estaban en comisaría y que nos increpaba a pagar. Se interesa en conocer la resolución del percance, y al contarle, nos comenta que tuvimos suerte.
Al día siguiente, vamos a visitar el pueblo y aparece un autobús que para a nuestra altura. Se abre la puerta y aparece el chófer del día anterior, preguntándonos cómo había acabado el problema, le contamos y se le alegra la cara. También ocurre lo mismo con unos españoles que iban en el bus el día del suceso.

Cosas cotidianas en India: un hombre bañándose en las vías del tren

Visitamos algunos de los templos en la zona entre Hampi y Kamalapur.

Templo de Virupaksha, en honor al dios Shiva



Representación del dios Hanuman, avatar del dios Shiva





Otro día, estando sobre las 23:30h., fuera del guest house, aparecen dos policías en moto y me preguntan que qué hago allí. Les respondo que escribiendo un email con el móvil.
  • Where is your guest house? -me preguntan
  • Here! -les digo, señalando la puerta que está a cinco metros de mi.
  • Go to your room! -me exhortan.
Les comento que en el cuarto no tengo cobertura de Internet, pero me vuelven a decir, ya en un tono más amenazante que me vaya. Como no quiero tener más problemas con los polizontes de Hampi, me voy.

Hampi, capital del Imperio Vijayanagara

El Imperio Vijayanagara tuvo su capital en lo que hoy es la ciudad de Hampi, llamada antiguamente Vijayanagara, la Ciudad de la Victoria y declarada actualmente patrimonio de la humanidad. Desde el siglo XIV hasta mediados del XVI, se desarrollaron gracias al comercio generado por su agricultura, basada en el algodón, grano, caña de azúcar, arroz, trigo, así como al floreciente comercio de oro y piedras preciosas. Su cultura se extendió por más de mil km., desde el centro-sur del subcontinente indio, en la actual Karnataka, hasta Kanyakumari, en la actual Tamil Nadu. En Hampi abrazaban el hinduismo, lo que les llevó a erigir más de 350 monumentos y templos en honor a sus dioses.





Antigua Vijayanagara

Alquilamos una moto y con ella recorremos otros pueblos como Kampli, de donde es Kishor, quien el día anterior nos invitó a cenar; Gangavathi, el tranquilo pueblo de Anegundi, Hanmangalli, Huligi y Hospet, en total más de 120km.


Lavandería comunitaria
Secando chilly
Campos de algodón
Arrozales
Lago Kamalapur